Fistulas perianales

Publicado en: Investigación, Hospital

Fistulas perianales en el perro

Las fístulas perianales (PAF) no son fístulas como tal, si no tractos perianales ulcerados progresivos, purulentos y profundos que se encuentran con mayor frecuencia en pastores alemanes y, ocasionalmente, en otras razas. Las causas de esta patología pueden ser: la conformación de la cola y la región perianal, la obstrucción de las criptas anales con facolitos y la infección de los sacos perianales, pero no han sido probados. Recientemente, sin embargo, la hipótesis que está más fuertemente establecida es la causa inmunológica. La enfermedad a menudo se presenta junto con la enfermedad inflamatoria intestinal (IBD) y responde bien al tratamiento inmunosupresor.

Los animales con fístulas se lamen, muerden o se rascan en el área perianal. La defecación e dolorosa, z en ocasiones están cerradas o pueden tener diarreas. El curso de la enfermedad es progresivo, las lesiones son inicialmente mínimas en forma de pequeñas aperturas, pero cuando los animales llegan a la consulta ya están avanzadas, en forma de ulceraciones profundas con secreción purulenta. No hay alteraciones en los resultados de las pruebas de laboratorio, o no son específicas.

El tratamiento de las fístulas perianales puede ser complicado debido a las frecuentes recaídas. Incluye dieta alta en fibra, laxantes, limpieza regular del área y el uso de analgésicos y antibióticos, lo que alivia la inflamación secundaria, pero no elimina las fístulas. El tratamiento más específico es el quirúrgico, mediante el corte de tejido necrótico y la estimulación del cierre por segunda intención. Este tipo de cirugías puede conducir a la incontinencia y a la aparición de estenosis en el ano. Por lo tanto, no se realiza frecuentemente, excepto en las fístulas resistentes a la medicación cuando se comunican con las glándulas perianales.

El tratamiento medico, es el método de elección actual e incluye medicamentos inmunosupresores: predispone, ciclosporina, azatioprina o tacrolimus tópico. En el curso del tratamiento, que suele durar 16 semanas, es necesario controlar el estado clínico del paciente y la concentración de ciclosporina en la sangre como resultado de la posible aparición de reacciones adversas. Los signos clínicos mejoran después de una semana de tratamiento y después de 8 semanas, la condición clínica mejora en un 80-90% de los casos.

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