La ansiedad por separación en el perro

Publicado en: Investigación, Hospital

ANSIEDAD POR SEPARACIÓN 

 

La ansiedad por separación es un problema de comportamiento que aparece, únicamente, en los momentos en los que el perro es separado físicamente de su propietario, y que se manifiesta por múltiples reacciones derivadas del estado de estrés/ansiedad.

Los tres signos clínicos que se observan en la ansiedad por separación son: destructividad (puertas, paredes, muebles, objetos personales, etc.), eliminaciones inapropiadas (micción y defecación) y vocalizaciones (ladridos, aullidos y quejidos); siempre en ausencia del dueño. En algunos pacientes el cuadro todavía es más grave y aparecen síntomas como vómitos, hipersalivación, taquicardia, temblores o dermatitis por lamido excesivo.

Es muy importante remarcar que estos comportamientos del perro nada tienen que ver con un castigo o represalia por haberle abandonado, sino que se manifiestan para reducir o eliminar el estado emocional negativo que se genera al quedarse solo. Por lo tanto, el propietario debe comprender que el castigo, como respuesta, está totalmente contraindicado.

En estos pacientes se observa que, cuando el propietario está a punto de salir, aparece una mayor actividad e inquietud (saltos, ladridos y movimientos en círculo). Cuando el propietario regresa, el perro manifiesta gran excitación y un saludo exagerado que tarda mucho en terminar. Suelen ser perros que presentan hiperapego con su propietario.

Actualmente, el tratamiento para tratar la ansiedad por separación combina varios aspectos:

  1. Modificación del entorno: mediante medidas orientadas a entretener al animal y estimularle mentalmente para potenciar su autonomía e independencia.
  1. Terapia de modificación de conducta: pretende eliminar la ansiedad que va a provocar la salida del propietario, modificando la relación con el mismo, para así reducir la dependencia y enseñar al perro a quedarse solo en casa de una manera relajada.
  2. Terapia farmacológica: administración de los fármacos adecuados, siempre bajo diagnóstico y prescripción veterinaria.
  3. Feromonoterapia: mediante la exposición del perro a sustancias volátiles que tienen un efecto tranquilizador.

El pronóstico es bueno pero depende de varios factores: la severidad del cuadro, el tiempo de evolución, el temperamento del paciente y la motivación de los propietarios para llevar adelante el tratamiento.

Si sospechas que tu perro padece este tipo de trastorno y quieres mejorar su calidad de vida, acude a un veterinario especializado en etología que podrá ayudarte a prevenir o solucionar el problema.

 

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